El próximo 27 de junio se celebra el Día del Sagrado Corazón de Jesús, una fecha muy especial para muchas familias mexicanas. Su imagen, con un corazón rodeado de espinas, encendido en llamas y lleno de amor, representa esperanza, consuelo y fe para quienes lo llevan en el corazón.

Más allá de lo que vemos en las imágenes colgadas en casa o en las iglesias, hay tradiciones que se viven en silencio, con mucha fe y amor. Son pequeños gestos, a veces muy sencillos, pero llenos de significado. Ese día, es muy común ver muchas iglesias celebrando misas especiales para pedir por la paz, por la familia y por todas las personas que necesitan un abrazo del cielo.

También se hacen nueve días seguidos de oración y reflexión, que muchas veces se rezan en casa, al lado de una veladora encendida que acompaña cada oración. En algunos hogares todavía se conserva la hermosa costumbre de poner un pequeño altar al Sagrado Corazón, se adornan con flores, imágenes y veladoras (nosotros te recomendamos nuestro Sagrado Corazón No. 21), y se convierten en espacios llenos de cariño donde se reza, se agradece o simplemente se guarda respeto.

También hay comunidades que salen a las calles en procesión, con cantos, incienso y pétalos de flores, acompañando la imagen del Sagrado Corazón con mucho amor. A veces, al final, se hace una adoración al Santísimo, en la que todos oran juntos haciendo un momento muy especial.

Otra tradición muy querida es la de los primeros viernes de mes. Durante nueve meses seguidos, muchas personas van a misa y comulgan como muestra de su devoción, aunque es una práctica discreta, es una forma hermosa de mantener la fe viva durante todo el año.

Y aunque no todas las familias celebran igual, muchas tienen una imagen del Sagrado Corazón en un lugar especial en su casa y por esa razón, creemos que estas tradiciones son como pequeñas luces que no deben apagarse en estos tiempos tan difíciles. Porque cada gesto, es una forma de decir «gracias» o de pedir fuerza. En cada corazón que cree, brilla una luz que tal vez no se ve, pero que se siente muy fuerte.

Este viernes 27 de junio, más allá de admirar la imagen que siempre hemos tenido presente, celebremos desde lo más profundo del corazón, desde lo sencillo y verdadero. Que la llama del Sagrado Corazón de Jesús siga brillando en nuestras casas, nuestras familias, nuestros trabajos y, sobre todo, en nuestra vida.